En bares, en discotecas, en el trabajo, en la universidad... Son muchos los sitios en los que tradicionalmente se ha ligado y se liga. El que nació ligón por naturaleza sabe que los sitios propicios para ligar son infinitos. Para el seductor de raza, no hay lugar ni situación en la que no sea factible hacer una muesca más en la culata del fusil. Incluso un hospital es un buen sitio para ligar. Incluso, ¿por qué no?, un tanatorio.
El ligón por naturaleza encuentra situaciones factibles para ligar en cualquier lugar pero... ¿y al que no se le da bien eso de conquistar? ¿Qué alternativa tiene éste para clavar una pica en Flandes? Tradicionalmente, estas personas debían optar por dos caminos. Uno de ellos era el de resignarse a la soltería. Cuando el concepto de single aún no había conquistado el prestigio que tiene hoy en día, el solterón era ese hombre que, visto desde el punto de vista de los demás, o bien no había tenido suerte, o bien no había sabido buscar. En caso alguno se consideraba que el permenecer sin pareja fuera una opción personal. Ciertamente, en una sociedad tradicional y patriarcal, no solía serlo. Y es que en aquellos tiempos lo de ser soltero no tenía el glamour que hoy se supone (o se vende) que tiene.
Algunos de aquellos desahuciados del ligue, sintiéndose bichos raros dentro de una sociedad que valoraba muy positivamente el emparejamiento estable, buscaban el asesoramiento o la ayuda de algún casamentero o casamentera. En la mayor parte de ocasiones, ese rol de celestino lo ejercía algún amigo o amiga. Ellos eran los primeros proveedores de citas. Este sistema, tan viejo como el mundo, aún se emplea hoy en día y se empleará, sin duda, por los siglos de los siglos y siempre que el trato humano directo no sea sustituido por loi virtual. "Va... anímate... ven con nosotros este sábado... también vendrá una amiga de mi novia", es una frase recurrente. Después, si la cosa cuadraba, pues mejor que mejor.
Más allá de la ayuda prestada por estos casamenteros y casamenteras amateurs a la hora de conocer chicas, los chicos o los hombres que no encontraban la forma de ligar o que no tenían suerte al hacerlo dentro del círculo de personas conocidas recurrían en ocasiones a la ayuda de celestinos o celestinas tituladas, personas que habían convertido la búsqueda de citas para los demás en su profesión.
Al hablar de esos celestinos profesionales hablamos de las agencias matrimoniales. Éstas existen todavía, y son, junto a las aplicaciones para ligar, las dos alternativas (más allá de las tradicionales de conocerse en algún lugar e ir intimando poco a poco) más presentes hoy en día para todas aquellas personas que no encuentran el modo de ligar. De ambas alternativas vamos a hablaros a continuación.
Aplicaciones para ligar
Una de las alternativas más utilizadas en la actualidad para buscar pareja es la de las aplicaciones para ligar. La expansión de internet, así como el desarrollo tecnológico de los smartphones, ha potenciado el papel de celestina de muchas plataformas y sitios web de citas. Gracias a ellas, muchas personas pueden conocer personas casi sin salir de casa.
Entre las mejores apps para ligar encontramos plataformas como Tinder, Meetic, Badoo, eDarling, Happn, POF, Bumble, Lovoo o Adopta Un Tío. Los chicos gay o bisexuales, por su parte, pueden utilizar aplicaciones como Grindr o Wapo.
Todas estas plataformas funcionan, en el fondo, de un modo muy similar. La inmensa mayoría de ellas tienen versión gratuita y versión de pago. Para registrarse en ellas hay que crear un perfil. En este perfil, más allá de una foto, se ponen una serie de datos: edad, aficiones, dedicación profesional, etc.
Una vez realizado el registro, hay aplicaciones para conocer gente que realizan un cribado y proponen a sus clientes una serie de perfiles de otras personas registradas para que, en base a ello, el cliente señales cuáles de esas personas le gustan y cuáles no.
El hecho de que se crucen los "me gusta" de dos personas posibilita en la mayor parte de las app para conocer gente que esas dos personas puedan chatear entre ellas. La función de chat se convierte, así, en una herramienta muy útil para que los clientes de las diferentes aplicaciones puedan intimar algo más con aquellas personas con las que quizás, al final, deseen citarse. Que la cita cuaja para pasar un buen rato, pues bien. Que tras varios buenos ratos se abre la posibilidad de llegar a algo más, pues mejor.
Dentro de las apps para ligar las hay que han ganado prestigio como herramientas para llegar a alcanzar relaciones serias y las hay que facilitan el tener citas mucho más ligeras. Entre las primeras figurarían aplicaciones como Meetic o Match.com. Entre las segundas, encontraríamos a POF (en la que abundan las relaciones esporádicas), Ashley Madison (web de citas para quien ya tiene pareja) y Tinder, muy utilizada entre los jóvenes. Las aplicaciones gays para ligar, por su parte, tienen fama de ser plataformas que posibilitan a sus usuarios el poder disfrutar de muchas citas sexuales de carácter casual.
Citas con sexo garantizado
Vistas las alternativas para ligar más comunes a las tradicionales y que se ofrecen hoy en día, debemos resaltar que quienes deseen tener una cita exclusivamente de carácter sexual, sin implicación alguna sentimental, tienen un camino mucho más directo que el de recurrir a las aplicaciones para ligar. Ese camino es, además, mucho más seguro en el sentido de que el sexo en él está garantizado.
Dicho camino pasa por contratar los servicios de una escort. En este caso, además de estar garantizado, el sexo será high quality, como crrresponde al sexo que se comparte con una auténtica profesional del placer.
En muchas ocasiones, además, la búsqueda de un ligue tiene más que ver con la búsqueda de una compañera de cama que con la búsqueda de un proyecto vital compartido. Vamos: que en muchas ocasiones la búsqueda de un ligue arranca, única y exclusivamente, de las ganas de follar. Una vez que se asume eso, la vida es mucho más sencilla para los hombres sin pareja. Quien lo hace, quien reconoce que más que amor lo que busca es sexo, descubre rápidamente el modo de ser feliz.
¿Que conseguirlo cuesta algo de dinero? Sí, claro, pero... ¿qué lujo no lo cuesta? Y poder acostarse con una mujer que se adapte perfectamente a nuestros gustos físicos y sexuales y con la que sepamos exactamente hasta qué punto podemos llegar en el lecho (su catálogo de servicios lo indica bien claramente) es, ciertamente, todo un lujazo. Y todo ello puede conseguirse sin necesidad de perder horas y citas en tanteos y tiras y aflojas.
Por eso, en estos casos, recomendamos siempre, como si fuéramos sacerdotes del placer, hacer un severo y sincero examen de conciencia. Sepamos claramante lo que buscamos para saber dónde encontrarlo. ¿Queremos el amor y una relación seria con vistas a compartir un proyecto de vida? Recurramos a los servicios de una agencia matrimonial o a una aplicación para ligar seria. ¿Queremos sexo? Llamemos directamente a quien nos lo va a ofrecer. El tiempo es oro.
Agencia matrimonial
Cuando hablamos de una agencia matrimonial hablamos de una empresa cuya especialidad es la búsqueda de citas entre personas compatibles. Lo que se busca con esas citas es que de ellas surja el amor y una relación a largo plazo.
Quienes buscar ligar gracias a los servicios prestados por una agencia matrimonial buscan, ante todo, mantener una relación a largo plazo, una relación seria y llamada a perdurar. Quienes recurren a los servicios de este tipo de agencias no andan a la busca de un ligue de un día ni de una aventura pasajera. Para conseguir un ligue de ese tipo ya existen numerosas apps para ligar. De ellas hablaremos posteriormente, pues son, sin duda, una de las más populares alternativas para ligar.
El trabajo de los especialistas de las agencias matrimoniales se fundamenta en la realización de perfiles psicológicos y en el cruce y cribado de datos. Los expertos de estas agencias, comúnmente psicólogos especializados en relaciones personales, entrevistan personalmente a sus clientes y, en base a dichas entrevistas, esbozan una especie de retrato robot de sus personalidades, preferencias, gustos, etc.
Una vez realizado ese esbozo o perfil, el equipo de la agencia busca entre otros perfiles el de aquella persona o personas que mejor se adapten al perfil elaborado. Buscados esos perfiles, la agencia propone a su cliente o clienta el ponerse el contacto con quien se haya seleccionado para, después, fijar una cita.
Si la cita es un éxito, la agencia puede darse por satisfecha: ha cumplido su objetivo. Si la cita fracasa, se vuelven a buscar nuevas opciones y a organizar nuevos encuentros. Como dice el refrán: quien la sigue... la consigue.
